Mejora de las tasas de retención de cerdas: 8 estrategias para aplicar en su granja

Mejorar la retención de las cerdas mediante la selección genética es una parte de la solución, pero los factores ambientales también tienen un gran impacto en las tasas de retención de éstas. Utilice estas ocho estrategias en su granja para mejorar la tasa de retención.

  1. Formar y volver a formar al personal en la selección de primerizas
    En la parte superior de la pirámide genética (granjas élite, núcleo de multiplicadoras y recrías), el objetivo es que sólo las primerizas de línea pura de alta calidad deben entrar en el sistema de producción. El uso de primerizas de línea pura con una estructura de patas pobre o comprometida dificulta el progreso genético.
    Las explotaciones que toman las medidas necesarias para formar y certificar al personal encargado de la selección de las primerizas suelen obtener mejores resultados. El trabajo del encargado de la selección, seleccionando los reemplazos del sistema, es crucial. Las granjas que se centran en una selección correcta y coherente de las primerizas tienen una menor mortalidad de las cerdas que las granjas que no son tan exigentes durante la selección.
    Seleccionar sólo primerizas de alta calidad es esencial tanto para las unidades multiplicadoras como para las granjas comerciales. Esto comienza con el apoyo decidido de la dirección/propiedad. Los cambios pueden dar lugar a mejoras a medio y largo plazo, pero también a algunos retos en el corto plazo. Por ejemplo, no alcanzar los objetivos de cubrición a corto plazo. Los gestores y propietarios deben apoyar siempre al personal de granja en estos retos para mantener la coherencia del programa.
  2. Entrenar a las primerizas en las estaciones de alimentación automática
    La ingesta de alimento durante el entrenamiento para la alimentación electrónica de cerdas (ESF) puede afectar a la edad/peso en la pubertad, a la tasa de utilización de las primerizas (cerdas cubiertas divididas por cerdas entradas x 100) y a la tasa de retención futura. Las granjas que hacen un seguimiento de la ingesta diaria de alimento individual pueden identificar a los individuos o grupos de alto riesgo.
    La educación del personal y el conocimiento de las acciones a implementar fruto de la experiencia con el entrenamiento de FSE ayudarán a finalizar con éxito este período. Contar con el personal adecuado para la formación es la clave del éxito. Para obtener resultados consistentes y positivos durante un entrenamiento de tres semanas, se necesita un empleado dedicado durante 7 días a la semana durante la primera semana, y luego 2 horas por día durante las dos semanas siguientes.
  3. Conocer el peso corporal de las cerdas en la primera cría
    El peso corporal de las cerdas es un factor importante en la tasa de retención de cerdas debido a su impacto en la mortalidad de las cerdas, especialmente en las cerdas de paridad 0, 1 y 2.
    El peso corporal óptimo para la primera cubrición es de 135-160 kg (300-350 lbs). La mayoría de las granjas estiman visualmente el peso, y la mayoría lo subestiman sistemáticamente. Para una estimación más precisa, utilice una cinta de flanco a flanco. Las granjas que utilizan una cinta de flanco a flanco para estimar el peso corporal individual y ajustar el momento de cubrición aumentan la probabilidad de que las primerizas estén dentro del peso corporal óptimo en la primera cría como resultado.
    Cuando una granja cría primerizas demasiado pesadas (es decir, por encima de los 160 kg), se arriesga a tener una mayor tasa de cojera, especialmente en instalaciones con suelos abrasivos, resbaladizos o mal drenados. El mayor peso y la mala calidad del suelo pueden verse agravados por la agresividad cuando se mezclan los animales.
    Si cría primerizas pesadas, márquelas y vigílelas de cerca durante la gestación y el posterior parto. Con una detección temprana, podrá ajustar las estrategias de manejo como la disponibilidad de pienso, y vigilar las posibles dificultades del parto. Además, monitorizar en la ingesta de alimento durante la lactancia puede conducir a una mayor retención.
  4. Tenga un programa de determinación de la condición corporal que funcione
    La condición corporal de las cerdas suele puntuarse basándose en una evaluación subjetiva, lo que da lugar a niveles de alimentación inexactos durante la gestación. Los productores con menores tasas de mortalidad de cerdas entienden que la condición corporal es relevante. Se esfuerzan por conseguir una puntuación de la condición corporal más consistente entre las diferentes granjas y dentro de la misma granja, y suelen utilizar un sistema de puntuación objetivo, como el caliper para ajustar la ración diaria de pienso. La ejecución es sencilla, y la implementación es fácil, por lo que puede llevarse a cabo entre varios miembros del equipo de la granja. La puntuación de la condición corporal debe realizarse al menos en el momento del parto y al destete. Para obtener los mejores resultados, se recomienda medir adicionalmente a las cuatro semanas, y en los días 60 y 90 de gestación.
  5. Respuesta rápida cuando una cerda se cae
    Mediante la formación y la promoción se puede inculcar en la cultura de la empresa la identificación y el cuidado individual de los animales. Se empieza por reconocer a las cerdas lesionadas y detectar que una cerda que pierde peso corporal en la gestación necesita ayuda.
    El personal debe estar formado, saber qué hacer y disponer de los recursos necesarios para actuar de inmediato. Identifique un espacio individual limpio, seco y no resbaladizo donde las cerdas descansen y se sientan realmente protegidas. La cerda debe tener acceso a alimento y agua para recuperar las reservas corporales. Esté atento a los problemas comunes que puedan surgir. Por ejemplo, la temperatura corporal elevada después del parto o la comprobación de la expulsión de la placenta para identificar a las cerdas a tiempo y tratarlas adecuadamente.
  6. Asegúrese de que las primerizas comen y beben durante el parto
    El consumo de agua en la lactación es el principal factor de éxito o fracaso durante la misma. De doce a dieciocho horas después de ser introducidas en los paritorios, el 10-15% de las cerdas no beben. Se trata principalmente de primerizas. Para asegurarse de que todas las cerdas y cerdas están bebiendo, compruebe los bebederos. Los bebederos de tetina deben suministrar más de 2 litros por minuto y ser de fácil acceso para la cerda. Asegúrese de que las cerdas se mantienen en pie y que han utilizado el bebedero de tetina. Si no lo han hecho, dedique tiempo a enseñarles cómo hacerlo. Algunos productores han modificado sus instalaciones para evitar el cambio de cuencos/tazas de agua en la gestación a bebederos de tetina en el parto. Todavía no se conocen los resultados de esos cambios.
  7. Supervisar el proceso del parto
    La supervisión del parto es una parte importante para mejorar la salud de la cerda y sus lechones. Proporcionando asistencia obstétrica si es necesario, y comprobando y registrando la expulsión de la placenta, podemos identificar rápidamente y con precisión a las cerdas que necesitan atención adicional. Si no se encuentra la placenta o no se registra, un técnico de partos debe revisar a la cerda, realizar una palpación manual para comprobar si hay cerdos en el canal de parto o si hay cerdos retenidos.
  8. Tener protocolos de sacrificio
    Las granjas que logran sistemáticamente los objetivos de reproducción están en el lugar perfecto para mejorar la calidad de las cerdas que mantienen. Antes del destete, las cerdas con bajo rendimiento, problemas reproductivos crónicos, edad avanzada o problemas estructurales/de fondo se identifican y se colocan en una zona de sacrificio designada. El sacrificio está estratégicamente vinculado a un programa fiable de detección de celo-sin-servicio y al flujo de cerdas. Por lo tanto, la gestión de la GDU (unidades de desarrollo de primerizas) debe proporcionar la cantidad adecuada de primerizas de alta calidad para que la granja pueda sacrificar de forma segura a las cerdas propensas a tener un fracaso reproductivo y/o una expectativa de vida reducida en el rebaño.

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