Manejo óptimo de primerizas: la base para un buen rendimiento del rebaño

Autor: Dr. Michael Kleve-Feld, Servicios técnicos PIC: manejo de la reproducción

Las primerizas, independientemente de que sean compradas o de autoreposición, son fundamentales para garantizar un nivel alto de productividad a largo plazo. Por un lado es importante sustituirlas por primerizas de alta calidad; por otro, la gestión profesional de las primerizas será clave para alcanzar un éxito sostenible.

El primer parto es crucial para la vida productiva de las primerizas, ya que los animales con un gran tamaño de camada en el primer parto suelen ser superiores también en los partos consecutivos.
Un análisis interno sobre 5.100 cerdas indicó que las cerdas con un lechón adicional en su primera camada (en comparación con el promedio) siguen dando 0.4 lechones más en las camadas posteriores. Sobre un promedio de 5 partos daría un total de 2.6 lechones nacidos adicionales (gráfico 1).

Gráfico 1:
El tamaño de la primera camada determina el tamaño de las camadas posteriores.

Además, una estructura óptima de paridad de la manada se caracteriza porque las primerizas representan del 16 al 23% de todos los animales (Gráfico 2).

Gráfico 2:
Distribución óptima de la paridad – recomendaciones de PIC

Considerando estos dos factores discutiremos las estrategias de manejo que permitan lograr un rendimiento biológico superior de las primerizas y, en consecuencia, de todo el rebaño.

Selección minuciosa de primerizas: Sólo los animales en buenas condiciones generales comienzan con éxito su “carrera”

Una buena condición general es un requisito previo para que las primerizas alcancen su máximo potencial genético. Los animales que se retrasen en tamaño/peso, que presenten problemas de articulaciones o aplomos o que tengan menos de 14 pezones, deben ser retirados.

Desarrollo de las primerizas:

  • Idealmente las primerizas PIC reciben alimentación ad-libitum desde que nacen hasta la primera cubrición
  • Objetivo
    • Ganancia media diaria de por vida de 600 a 770 gr
    • Peso al primer servicio de 135 a un máximo de 160 kg
    • Edad al primer servicio de 200 a 210 días

Un análisis interno basado en 50.000 primerizas PIC ha demostrado que los animales con tales tasas de crecimiento logran el mejor rendimiento de camada (Gráfico 3).

Gráfico 3:
Mejor tamaño de camada con un aumento de peso diario de 600 a 770 gr desde nacimiento a primera cubrición.
Análisis interno basado en 50.000 primerizas PIC

Ganancias diarias inferiores causadas por enfermedades, situaciones de falta de alimento etc causan una disminución del rendimiento. Por otro lado, las primerizas demasiado pesadas incrementan los costes de alimentación no sólo en la recría y antes del primer parto, sino también durante paridades consecutivas debido a niveles más altos de mantenimiento de energía. Además, es de esperar que las primerizas demasiado pesadas se vean afectadas con mayor frecuencia por problemas estructurales en los aplomos y patas, con implicaciones en la tasa de retención.

Sólo en raras ocasiones, las granjas cuentan con una báscula bien integrada en el flujo operativo. En esos casos, puede ser útil la cinta de PIC “Flank-to-Flank” (flanco a flanco) que mide la circunferencia del cuerpo de las primerizas. Esta medida corporal se correlaciona estrechamente con el peso de los animales. Una circunferencia de entre 89 a 91,5 cm representa el peso óptimo para la cría.

Si está interesado en la cinta PIC “Flanco a Flanco”, contacte con su representante local para más información.

Exposición al verraco y detección del celo

Aparte del peso correcto de las primerizas antes de la primera cubrición, se debe mantener un protocolo consistente de detección de celo para garantizar que los animales no se cubren antes de su segundo celo. Todo programa de vacunación debe finalizar al menos tres semanas antes de la primera cubrición.

  • Exposición al verraco a partir de los 168 y 175 días de edad (24 a 26 semanas)
  • Un verraco activo por cada 100 primerizas
  • Exposición diaria al verraco, preferiblemente por la mañana
  • Importante: el contacto debe ser directo entre primeriza y verraco (nariz con nariz o en el mismo corral)
  • Las primerizas que no muestran signos de estro seis semanas después de iniciar la exposición al verraco deben considerarse para la eliminación.

En el supuesto de que menos del 70% de todas las primerizas no mostrasen signos de estro hasta cuatro semanas después del comienzo de la exposición al verraco, se debe realizar una evaluación sistemática de los factores de riesgo. Los aspectos a revisar incluyen que el ambiente en la nave no esté por debajo de lo que sería óptimo, que no exista un consumo reducido de alimento, que el número de verracos no sea bajo o que éstos no sean demasiado dóciles, la calidad del manejo o cualquier tipo de estrés en los animales o existencia de enfermedad.

Indicadores de un buen manejo de las primerizas

Se definen por un buen rendimiento biológico de la primeriza así como por su longevidad.
Con un buen manejo, son de esperar los siguientes indicadores de rendimiento:

  • Un mínimo del 70 % de las primerizas presentan celo hasta 4 semanas después de la exposición inicial al verraco
  • Tasa de partos superior al 90 %
  • Un mínimo de 15,5 lechones totales nacidos vivos
  • Al menos un 90% de retención a segundo parto
  • Intervalo destete a estro inferior a seis días
  • Tasa de longevidad/utilidad: 75 % o más animales deben lograr tres o más camadas

En resumen

Las primerizas son fundamentales para mantener/aumentar la productividad del rebaño. Los factores esenciales para una mayor fertilidad y longevidad de las cerdas son:

  • Estado de salud y condición general
  • Alimentación Ad libitum desde el nacimiento a la primera cubrición
  • Primera cubrición entre 135 y 160 kg
  • Suficiente exposición intensiva al verraco a partir de las 24 semanas de edad