Cómo una selección acertada de primerizas impulsa el bienestar y el rendimiento

Por qué es importante

En la producción porcina moderna, el camino hacia la sostenibilidad, el bienestar y la rentabilidad comienza mucho antes de que la cerda tenga su primera camada. Comienza con la selección de primerizas. Elegir la hembra adecuada para ingresar en el censo reproductor tiene un gran impacto no solo en la capacidad reproductiva de la granja: es un factor clave para el bienestar a largo plazo, la eficiencia y la estabilidad del rebaño. Sin embargo, en muchas granjas, la selección de primerizas sigue siendo inconsistente, apresurada o poco alineada con las necesidades del sistema de producción.

El mensaje de PIC es claro: con las herramientas y conocimientos adecuados, los productores pueden construir rebaños más fuertes, reducir pérdidas y mejorar el bienestar animal, comenzando con la implementación de estándares apropiados para la selección de primerizas.

Qué significa esto para los productores

1. Riesgos para el bienestar y pérdida de potencial

Las primerizas con mala conformación estructural o crecimiento desequilibrado son más propensas a la cojera, lesiones y descarte. Estas hembras tienen dificultades para moverse, acceder al alimento y expresar comportamientos maternales adecuados. Más allá del bienestar, la carga económica es significativa: cada primeriza de reemplazo perdida prematuramente representa alimento, tiempo y genética desperdiciados.

Ejemplo: Las primerizas cojas pueden consumir hasta un 13 % menos de alimento, lo que reduce su crecimiento y el tamaño futuro de las camadas. Las cerdas mal estructuradas muestran mayor mortalidad pre-destete debido al aplastamiento de lechones, mastitis y problemas en las ubres, frecuentemente relacionados con el dolor al estar de pie o acostadas.

2. Eficiencia y longevidad

Las primerizas bien seleccionadas alcanzan la madurez con un crecimiento eficiente y mayor probabilidad de mantenerse productivas durante múltiples partos. En cambio, las hembras mal seleccionadas incrementan la necesidad de reemplazos, elevando el costo de alimentación y alterando la estructura de paridades del censo reproductor.

Dato: Reducir la tasa de reemplazo de primerizas del 55 % al 40 % puede mejorar la conversión alimenticia del hato hasta en 0,30 puntos, lo que se traduce en un menor costo por lechón destetado.

3. Salud, robustez y bioseguridad

Los errores de selección pueden aumentar la susceptibilidad a enfermedades, defectos congénitos o comportamientos anómalos. Primerizas con vulvas poco desarrolladas, estructura incorrecta o ángulos anormales en los aplomos enfrentan mayores riesgos de trastornos reproductivos y menor resiliencia para adaptarse a los corrales de gestación colectiva.

Ejemplo: Las primerizas criadas bajo condiciones de estrés térmico prenatal muestran menor rendimiento futuro y capacidad de autorregulación corporal. Esto subraya la importancia de gestionar tanto los factores genéticos como ambientales desde antes del nacimiento.

4. Disrupción del sistema por baja capacidad de selección

Cuando hay escasez de primerizas, los productores pueden verse obligados a retener hembras de calidad inferior, comprometiendo el rendimiento general del censo reproductor. Una población de cerdas para multiplicación con un tamaño correcto (idealmente al menos el 10 % del inventario total de cerdas) permite aplicar mayor presión de selección y mejorar la calidad de las hembras que ingresan al censo reproductor.

Ejemplo: En algunos sistemas, aumentar la población para multiplicación del 6 % al 10 % incrementó la tasa de descarte en la selección en un 20–30 %, sin comprometer el suministro de primerizas ni los objetivos de censo reproductor. Esto permitió aplicar los estándares de selección de manera más constante.

Cómo la innovación está redefiniendo la selección de primerizas

Aunque la condición corporal, los pezones, la forma de la vulva y la estructura de los aplomos siguen siendo esenciales, nuevas investigaciones confirman que estos rasgos visibles solo cuentan una parte de la historia. Hoy, gracias a los avances científicos, las empresas de selección pueden integrar métricas más profundas y predictivas:

  • Herramientas de fenotipado digital: Consiste en utilizar inteligencia artificial para determinar objetivamente la estructura de los aplomos y la simetría corporal.
  • Sistemas de monitoreo conductual: Evaluación del temperamento y la adaptabilidad social, seleccionando primerizas más tranquilas y menos propensas a aplastar lechones o mostrar agresividad en grupo.
  • Selección genómica: Aumenta la precisión predictiva hasta en un 30 %, o más, para rasgos complejos como la longevidad, robustez y éxito reproductivo.

Estamos en una nueva era donde la selección de primerizas es proactiva, basada en datos y alineada con el bienestar animal.

Tecnologías emergentes: de la visión a la práctica

Las innovaciones en la definición de rasgos y recopilación de datos están transformando la selección genética moderna:

  • La evaluación de conformación impulsada por IA (como el fenotipado digital de PIC®) triplica la heredabilidad de los rasgos estructurales, mejorando la consistencia de la selección.
  • La integración de datos provenientes de la progenie en condiciones reales de producción (como el sistema GNX de PIC®) para la selección de animales puros en las granjas de selección permite tomar decisiones más fiables y efectivas, disminuyendo el gap (retraso genético) entre selección y producción.
  • Los nuevos sensores y dispositivos portátiles miden el movimiento, la ingesta de alimento y los comportamientos relacionados con el estrés en tiempo real, alimentando directamente las bases de datos de los programas genéticos.

Estas herramientas, junto con los programas de formación de PIC y sus servicios técnicos a nivel de granja, permiten aplicar los estándares de selección con una precisión sin precedentes a nivel global.

Conclusión: la selección de primerizas como base del bienestar y el éxito

Never Stop Improving® comienza con la primera primeriza.


Referencias

  1. Calderón Díaz, J.A. et al. (2025). Welfare implications of poor gilt selection standards in commercial pig production systems. Animal Frontiers, 15(2):43–52. 
  2. Patterson, J. & Foxcroft, G. (2019). Gilt management for improved sow lifetime productivity. Animals, 9(7):434. 
  3. Foxcroft, G. (2005). Getting to 30 pigs/sow/year. London Swine Conference Proceedings. 
  4. Smits, R.J. (2011). Impact of the sow on progeny productivity and herd feed efficiency. Recent Advances in Animal Nutrition – Australia
  5. Knol, E.F., et al. (2016). Genomic selection in commercial pig breeding. Animal Frontiers, 6(1):15–22. 
  6. PIC (2024). Internal Technical Briefs and Genetic Services Tools.